CO2

El aire que respiramos a diario contiene CO2. El CO2 se encuentra naturalmente en la atmósfera y solo es un problema cuando está presente en una concentración demasiado alta en nuestro entorno. Pero, ¿de dónde viene exactamente y por qué se considera contaminante? Conocerlo mejor significa tener unas cuantas claves para limitar su producción en la atmósfera y su concentración en el aire interior de la vivienda.

¿Qué es el CO2?

En el aire que respiramos encontramos principalmente nitrógeno (78 %) y oxígeno (21 %), pero también muchos contaminantes (micropartículas, COV, etc.) y gases en diversas proporciones. Entre estos gases encontramos el CO2, cuyo nombre proviene de la fórmula del dióxido de carbono, también llamado gas carbónico. Es un gas incoloro, inodoro e inerte, que no es tóxico y no presenta peligro cuando su concentración es normal. Compuesto por un átomo de carbono y dos átomos de oxígeno, el CO2 está naturalmente presente en el aire y es un componente normal de los intercambios gaseosos del cuerpo humano: el oxígeno es capturado por el cuerpo a través de los pulmones, que liberan dióxido de carbono producido por los órganos durante la exhalación.

¿Cómo se forma el dióxido de carbono?

El dióxido de carbono es producido naturalmente durante el proceso de respiración por el cuerpo humano, pero también por todos los organismos vivos: animales y también plantas a través de la fotosíntesis o el proceso de descomposición. Además, muchas actividades humanas causan emisiones de dióxido de carbono. Este es el caso, en particular, de las actividades de combustión relacionadas con la calefacción, la producción industrial, el tráfico de automóviles que utilizan derivados del petróleo como combustible o la tala masiva de bosques. El estilo de vida y la producción en los países industrializados son responsables de las emisiones masivas de gas carbónico. Una emisiones que se suman a la producción de gas natural y normal, así como a los episodios de incendios forestales o erupciones volcánicas que ocurren regularmente en todo el mundo. Se estima que cada año se liberan a la atmósfera 35 000 millones de toneladas de dióxido de carbono como consecuencia de las actividades humanas. Las actividades que generan más CO2 son la combustión de petróleo seguida de la combustión de carbón. En un edificio, el dióxido de carbono puede provenir del exterior y de la contaminación emitida por los vehículos o por las empresas vecinas. Pero el CO2 que se puede medir en el interior suele provenir de la simple presencia humana y de la respiración de las personas en un espacio cerrado. En este caso, la excesiva concentración de personas y la ventilación insuficiente del espacio creará el confinamiento y conllevará un nivel excesivo de dióxido de carbono.

¿Cuáles son los peligros del CO2?

El CO2 está naturalmente presente en la atmósfera y no es tóxico. Sin embargo, una concentración excesiva puede tener graves consecuencias, tanto para el medio ambiente y el clima como para nuestra salud. CO2, efecto invernadero y calentamiento global El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero que se encuentra naturalmente en la atmósfera. Este efecto invernadero es normal en sí mismo y permite mantener suficiente calor en la Tierra para permitir la vida. Pero cuando las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero se vuelven demasiado elevadas, el calor queda atrapado y la temperatura aumenta. Por eso hablamos de calentamiento global. El aumento de las emisiones es, por tanto, un peligro para el medio ambiente, y cada segundo se emiten más de un millón de kilos de CO2 en todo el mundo debido, en gran medida, a la explotación de la energía fósil (petróleo, gas natural y carbón). El calentamiento global es, por tanto, responsable del derretimiento del hielo en los polos, del aumento del nivel del mar, de la desertificación acelerada… graves problemas para el futuro del planeta y de muchas especies. Además del calentamiento global, los gases de efecto invernadero también son responsables de las mutaciones de las plantas o de la acidificación del agua del océano. CO2 y salud Una alta concentración de dióxido de carbono en la atmósfera no está exenta de consecuencias. En 2016, esta concentración alcanzó un nivel récord de 403 ppm (partes por millón), el nivel más alto jamás medido. Según la AIE (Agencia Internacional de la Energía), desde el comienzo de la era industrial, la concentración de CO2 ha aumentado en 120 ppm. La exposición a altas dosis de CO2 durante un largo período de tiempo puede ser perjudicial si la concentración en el aire supera el 10 %, o incluso mortal si supera el 20 %. Aunque los valores medidos en el medio ambiente están aún lejos de ser tan altos, se sabe que un aumento del CO2 en el aire altera el flujo respiratorio y puede provocar asma y trastornos respiratorios. CO2 y contaminación en interiores Aunque en general no existe un riesgo vital de exposición al CO2 al aire libre, su contenido debe ser vigilado de cerca en espacios cerrados. En zonas de alta ocupación y poca ventilación (casa, escuela o negocio), los valores límite pueden alcanzarse rápidamente. La tasa normal es de 400 ppm en el aire. Por encima de 1000 ppm, la calidad del aire disminuye y pueden ocurrir dolores de cabeza, mareos, irritación de los ojos y de las membranas mucosas y trastornos de atención. Además, el CO2 es un buen indicador del confinamiento y de la calidad del aire. Cuando el aire no se renueva lo suficiente, no solo aumenta la concentración de CO2, sino también la de otros contaminantes (COV, partículas finas, etc.).

¿Cómo combatir un exceso de CO2?

Las autoridades y los científicos de la comunidad internacional están buscando soluciones para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De este modo, se pueden desarrollar varios ejes: Uso de energía que no emite CO2 Las empresas y los particulares pueden apostar más por la energía eléctrica y, sobre todo, por las fuentes de energía renovables: hidroeléctrica, eólica, solar fotovoltaica, geotérmica, etc. El 60 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero se generan por la combustión de combustibles fósiles. Reducción de las emisiones de CO2 La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero comienza con la mejora de la eficiencia energética de los edificios. Otra punta de lanza en la reducción de las emisiones de gases es la limitación de los vehículos contaminantes y la promoción del transporte público. Por último, también en la industria, los nuevos equipos y procesos deben permitir ahorrar energía. Captura o almacenamiento de CO2 Para combatir el calentamiento global, los científicos han iniciado investigaciones que podrían capturar el CO2 emitido y almacenarlo, especialmente en el subsuelo. Hasta que se complete esta investigación, ya sabemos que la reforestación permitiría capturar parte del CO2 emitido y limitar los daños causados por el efecto invernadero en el medio ambiente.

Limitar el CO2 en interiores

En una casa, para combatir la contaminación interior y el exceso de CO2 es esencial que haya una buena ventilación. Por tanto, no olvide ventilar su casa regularmente para renovar el aire ambiente. Si teme olvidarse de hacerlo, hay dispositivos como el Healthy Home Coach de Netatmo que miden la concentración de CO2 del aire interior y le indican cuándo debe ventilar la habitación.

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